La maternidad puede resultar abrumadora no sólo por las expectativas personales que incluyen súper poderes (como ese video donde una madre presume vestir “sola” a cuatro bebes), sino porque socialmente se nos exige más (adelgazar pronto, verse bella, ser súper sexy, cocinar comida orgánica y si se puede tener un huerto urbano en la azotea de la casa) y se nos descalifica fácilmente. Se te exige sentirte feliz, pero la verdad, no todos podemos sentirnos felices todo el tiempo y uno a veces se cansa. Así que luego de muchas charlas, te comparto mis tips para no morir en el intento mientras convino la maternidad con el emprendimiento.
1. Cura tus heridas.
Lo que más me ha ayudado para ser madre es cuidar mi salud emocional. Descubrir los hechos, personas o hasta lugares que logran quebrar y desenfocar mis emociones es lo básico, para poder entenderlo como un proceso de aprendizaje y luego aceptar. El viaje por curar las heridas emocionales es personal y lleva su propio ritmo, pero sin duda es la mejor inversión y herencia que puedes dar a tus hijos o hijas. Tu decidirás la forma, en lo personal acudí a terapia por un largo tiempo y luego me apoye en la literatura, escribir una novela fue la forma que tuve para ponerme en perspectiva y descubrir muchas cosas. Elige tu espacio. Si crees que te supera y has llegado a ejercer violencia hacia ti o tu familia no dudes en pedir ayuda. La violencia es un síntoma. La violencia dará a tu hijo o hija recuerdos que no quieres preservar. La violencia les producirá ansiedad, pensamientos y emociones dañinas. Aprende a comprender y expresar tus emociones de la forma más saludable de vivir, de ser feliz. Serás feliz porque decides serlo, no por imposición que no entiende los sentimientos.
2. Habla de tus emociones
Algo que me aligera mucho es compartir mis emociones con mi hija, así no sólo ella comprende mi comportamiento sino entiende que es válido sentirse de determinada forma y aprenderá a expresarlo. Por ejemplo: le explico que me siento frustrada porque no pude hacer tal cosa y por eso estoy sensible; o que estar en casa de la abuela me estresa; o que estoy cansada y no voy a cocinar, pero de todas formas elegiremos lo más nutritivo posible porque mi cansancio y frustración no mina mi interés por su salud. Así ella aprende a hablar de sus emociones y se siente cómoda para hacerlo cuando tuvo un mal día en el colegio o pedir un abrazo. La salud emocional es un ingrediente necesario para hacer fuerte los lazos de una familia.
3. Busca tu Oasis
Encuentra algo que te guste mucho y ese será tu lugar feliz, por ponerle un nombre. Puede ser un lugar o una actividad, una que disfrutes mucho, pero mucho. Una a la que puedas acudir su tuviste un mal día para recargar energía. Por ejemplo, a mí me gusta leer y suelo encontrar lugares encantadores para leer y relajarme como la Fonoteca Nacional, tiene un jardín bellísimo con música ambiental y aves. Pero puede ser corres, hacer Yoga o manualidades, practicar un deporte, o charlar con una amiga. Aquel que te acomode y funcione es el ideal. Tienes derecho a sentirte a gusto bajo tu piel.
4. Duerme
Parece obvio, pero ante tanta exigencia personal o social, muchas nos saturamos de actividades, tareas y pendientes de tal forma, que ven como algo “normal” hacer 3 o 4 turnos en casa y dormir 4 horas, para luego tener dolor de cabeza y estar histérica el resto del día. Es válido decir, estoy cansada, me voy a dormir un rato en la tarde para poder acabar mis pendientes. Claro que esta posibilidad sólo aplica si trabajas desde casa, pero si no es así, busca la forma de descansar, o no le restes horas de sueño a la noche. Quizás también pienses que con los niños no es posible dormir, eso varía según su edad, cierto, pero puedes probar buscar apoyo 40 minutos para dormir o hacer la siesta juntos.
Nosotras hubo un tiempo que la hacíamos juntas y era un momento bello. Nos acostábamos, le decía, vamos a mirarnos, sonreír y luego cerrar los ojos, para soñar con nuestra sonrisa. Así que puede ser significativo, descansar y al mismo tiempo trabajar las emociones. ¿Qué opinas? ¿Tienes algún tip para no morir en el intento?
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