1. Adáptate a las necesidades de tu nueva familia
Después de la llegada de un hijo/hija cambia la vida, los horarios, las rutinas, los gastos y las preocupaciones, por lo que es necesario adaptarnos a la nueva realidad de la familia, pero entenderlo parece es un proceso largo. Me resulta común escuchar a madres decir “estate quieto” mientras el menor hace una fila de 60 minutos, por ejemplo, ¿de verdad alguien piensa que un niño/niña san@ de 7 años estará quiet@ formado en una fila por 60 minutos? ¿Es el menor el que tiene que adaptarse? ¿O debemos entender que es diferente nuestra realidad y buscar un plan B?
Adapta tus expectativas y te sentirás menos frustrada/frustrado. Tu hijo/hija crecerá, te lo aseguro: es una etapa, una transición. Deja que disfrute su infancia, haz un esfuerzo por entenderlo y te ahorraras peleas innecesarias, y sobre todo nunca utilices la violencia como “disciplina” por ser tu derecho, por que no es un derecho disciplinario la violencia, es maltrato.
2. Ponle límites claros y sé firme
Habías considerado, que en lugar de decirle inmediatamente NO, podrías decirle, “sí pero hasta…” Así fijas un límite que debe ser firme pero no violento. Por ejemplo, que juegue pero en su cuarto, o que vea la televisión pero hasta cierta hora. Recuerda que fijar los limites de forma empática hará que el niño o la niña se sienta amado y tomado en cuenta, con lo cual será más fácil atravesar la frustración.
Aunque es necesario tener presente que los niños menores de dos o tres años no tienen aún la madurez necesaria para recordar y mantener reglas. No podemos esperar que asuman instrucciones tales como no meter objetos en el toma corriente o no abrir los estantes de la cocina donde hay cuchillos o no subir y bajar solos por las escaleras. Tenemos que poner seguro a los estantes, tapar los tomacorrientes o enchufes, cerrar el paso hacia las escaleras con barandas de seguridad.
Y para el caso es una conducta que lo ponga en riesgo a él o a terceros, no dude en contenerla firmemente pero sin violencia, mientras le explicas por qué no puede-debe realizarla.
3. Da alternativas
Ofrece alternativas en lugar de ordenar. En vez de decir «ve a bañarte ahora mismo», podemos preguntar si prefiere bañarse antes o después de comer. Dejarle elegir permite al niño o a la niña sentirse respetado, por el contrario, dar órdenes los condiciona a la sumisión o a la lucha de poder.
De ahí la importancia de informarle al menor de lo que sucede a su alrededor, decirle lo que sí podemos hacer, lo que no y porqué. Por eso debemos decirle con respeto y paciencia lo que esperamos de él o de ella las veces que sea necesario: eso no lo podemos tocar porque quema; no pegamos ni mordemos a los demás porque hace daño y duele mucho; ahora vamos a cruzar la calle y debes tomarme de la mano porque es peligroso ir solo; y un largo etcétera.
También es necesario considerar que para que exista una buena comunicación con el niño o la niña, ambas partes debe respetarse y exista la posibilidad de abiertamente compartir las preocupaciones, las emociones, los problemas y las dudas, para que el menor se sienta amado, respetado y comprendido. Para que exista ese lazo de comunicación se debe trabajar día a día en la confianza, así como entender y apreciar las diferencias entre nuestros hijos, saber que los niños y las niñas tienen sus propias formas de pensar y sentir, y no hay nada peor que sustituirlas por las nuestras. Quizás te interese leer: Como fomentar la confianza en los y las niñas
Recuerda que cuando hablas sólo repites lo que ya sabes, pero cuando escuchas puedes aprender algo nuevo. Nuestros hijos tienen mucho que enseñarnos. Por eso te aconsejamos leer los 10 obstáculos que impideno dificultan la comunicación en la familia.
4. Dale atención
Los niños y las niñas demandan atención, mucha, sobre todo en la primera infancia (0 a 6 años), no porque sean seres insensibles que conspiren contra ti, sino por que es parte de su desarrollo cognitivo. A esa edad, son egocéntricos, por eso, las niñas y los niños quieren que los veas, que les hables, que juegues con él o con ella. Si no le prestas atención y al no haber enseñado a digerir las emociones, ellos tendrán un comportamiento de los que tú consideras “malos”, pero no es otra cosa que una forma de llamar tu atención.
Los niños y las niñas están concentrados en su propio punto de vista, lo que les dificulta considerar a otras personas, y si aprenden que la única forma de llamar tu atención es rompiendo cosas o rallando paredes, lo seguirán haciendo. Así que podemos dejar el móvil, el periódico o la televisión para mirarlos y prestarles atención, que crecerán muy pronto. Pues considera que cuando reconocemos y cubrimos oportunamente las necesidades legítimas de los menor, impedimos un berrinche y fomentamos una sana relación.
Para conocer algunas características de la infancia, haz clic aquí…
5. Edúcalo con tu ejemplo
No le podemos pedir a nuestro hijo o hija que no pegue o grite a su hermano si nosotros le pegamos y gritamos a él. No podemos exigir a nuestra hija que se cuide y se respete a sí misma, si no la respetamos o no nos respetamos y cuidamos a nosotros mismos. Los gritos y los golpes son violencia, no tu derecho a imponer disciplina.
La violencia no es hereditaria, se aprende, y desafortunadamente muchas veces es el hogar por un modelo de crianza que no beneficia estrechar lazos efectivos en la familia, por ello, te compartimos 10 principios sobre crianza positiva y buen trato.
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Artículo escrito por Angélica Meza, abogada y directora de Amigos la revista, A.C. | Para conocer sobre su trayectoria haz clic aquí| Si deseas asesoría jurídica te invitamos a conocer el catalogo de sus servicios, citas para asesoría jurídica al 551697-3391 en CDMX únicamente.
Un pensamiento en “5 alternativas para educar sin castigos ni premios”