El manual: Previniendo la violencia con jóvenes: talleres con enfoque de género ymasculinidades señala que lo femenino en una sociedad dada se construye en estrecho vínculo a lo masculino y viceversa; así, ser niño responde a como la sociedad lo asocia, y por ello, se promueve un modelo que incentiva la competitividad, la demostración de virilidad, la búsqueda del riesgo, el uso de la violencia o conductas temerarias en determinadas circunstancias, no expresar sus emociones, ni demostrar miedo, y en un futuro, será considerado como jefe de hogar, proveedor, responsable y autónomo, para lo cual, debe separarse de la casa y todo lo doméstico.
Pero el obligar a los niños a suprimir sus emociones y necesidades, trae como consecuencia la dificultad para identificar sus sentimientos, hablar de ellos, y/o poder empatizar con otros y otras. Siendo en la adolescencia cuando se impone este modelo y muchas veces de las maneras más brutales, al ser la etapa en la que deben demostrar no son niños ni tampoco “mujercitas” mediante pruebas, ritos de iniciación y otras acciones que les permiten “ser hombres”. Así, se fortalece la homofobia, el sexismo y el heterosexismo, y se hacen demostraciones de ello ejerciendo violencia sobre aquellos que se consideran como inferiores, débiles, pasivos y/o afeminados.
¿Quiénes influyen en ese modelo de masculinidades tan violencia? Desafortunadamente, la presión inicia desde los padres, madres, familiares y adultos cercanos, quienes tienen un papel fundamental. Padres y madres estresados/as -de todos los niveles socioeconómicos-, tienden a usar más la intimidación y la disciplina física contra sus hijos/as en general, y más aún contra los hijos hombres. Al contrario, los hombres jóvenes que son cuidados por sus familias y comunidades, que participan en actividades en conjunto y son acompañados de cerca, con respeto y afecto incondicional, tienen menos probabilidades de tornarse violentos.
La escuela, espacio donde los jóvenes pueden presentar conductas rebeldes o hiperactivas. Los padres, madres y profesores frecuentemente etiquetan a los niños que presentan estas conductas como problemáticos y actúan de forma autoritaria con ellos, lo que acentúa en ellos dichos comportamientos. Así también sucede cuando los jóvenes son etiquetados de delincuentes, situación a la que frecuentemente se ven enfrentados los hombres jóvenes populares
El grupo de amigos y pares: los hombres jóvenes pasan gran parte de su tiempo fuera de la casa, en la calle o en otros espacios donde se encuentran con sus pares, cuya relación muchas veces se fundamenta en la competencia y en la disputa de poder. Así, la calle presenta riesgos para los hombres. Diversos ritos de pasaje masculinos que se dan en los grupos de pares involucran actos de violencia hacia los demás o hacia sí mismos, como las peleas entre jóvenes o pandillas, la ingesta excesiva de alcohol, las conductas como la conducción de vehículos a alta velocidad, entre muchas otras.
Los medios de comunicación masivos: algunos estudios sugieren que ver escenas e imágenes violentas, por ejemplo en la televisión o video-juegos, puede estar asociado a la práctica de actos violentos, aunque no sea posible establecer una relación directa de causa y efecto. Ver escenas de violencia en la TV o en películas ciertamente no causa violencia pero, sin duda, contribuye a la creencia de los muchachos de que la violencia entre los hombres en determinadas situaciones es normal o necesaria.
Y tú, ¿qué estás haciendo por la masculinidad de tu niño?
Artículo publicado en la edición de abril de 2014 Para suscribirte a nuestro boletín, haz clic aquí…