Mi adolescente y la privacidad

mondays-1Ser madre es la lección de vida más grande que he tenido. Gracias a ella, mi hija, he redefinido planes, estrategias y objetivos, que incluyen esta página desde donde escribo. Crecer juntas ha sido maravilloso. Ahora llegamos a la adolescencia y me atreveré a compartir algunas anécdotas por varias razones: muchas de nuestras lectoras viven la misma situación (Amigos cumplirá 6 años, nuestros niños crecieron); quiero desmitificar la adolescencia como lo peor que puede pasar en casa; y sobre todas las cosas, cuento con el permiso de mi hija.

Sí. Nosotros partimos de una educación respetuosa, donde desde muy pequeña hemos considerado su opinión, su voz, y nos encanta que poco a poco se empodere al hacerla escuchar. Por ello, respetar sus decisiones es muy importante.

Su privacidad es su derecho, y sucede que en muchas ocasiones, nosotros, sus padres, al no considerar a nuestros hijos personas sino pertenencias, creemos que nos pertenece todo y elegimos en su nombre, respondemos en su nombre, decidimos en su nombre y un largo etcétera de las cosas que hacemos en su nombre. No, no lo hacemos por ser malas personas, lo hacemos porque “creemos que es lo correcto”, porque lo vivimos en su momento.

mondays-3

Pero la adolescencia es el paso entre dejar de ser niño o niña y convertirse en adulto, y ¿cómo podría convertirse en adulto o en un adulto sano si ha crecido sin tomar ninguna decisión? Si ha crecido sin ser responsable de sus actos, si ha crecido sin ser respetado, si ha crecido siendo violentado.

Ahora que lo reflexionas, quizás veas de forma diferente su rebeldía.

Me costó trabajo aceptar y entenderlo. Una parte de mí, pensó que el lazo que habíamos construido desde la infancia se iba a desquebrajar cuando ella comenzó a cerrar la puerta de su cuarto, cuando ya no estaba conmigo en todos lados y en todas partes, cuando comenzó a querer quedarse sola o a no querer acompañarme. Sentí miedo por no poder controlarlo, pues desearía que nunca nadie la lastime, que jamás sufra o lloré, pero además de imposible es parte del proceso de aprender y crecer.

Le doy libertad para que aprenda a decidir, sabiendo que siempre estaré a su lado para apoyarla, para respaldarla, para darle mi amor y confianza. Le doy libertad para que corra riesgo y en su caso, aprenda de los errores, sabiendo que el error es parte del aprendizaje, y lo importante no es estancarse en “me equivoque” sino en “que puedo aprender”. Le doy libertad, porque es su derecho.

Respetar su privacidad podría parecer un gran reto o hasta una equivocación por el sexting, el bullying, el cyberbullying, el ciberacoso u otras circunstancias, pero créeme, si logras crear un vínculo fuerte de comunicación, te compartirá sus gustos y hasta sus dudas. Respetar su privacidad no significa dejarlo solo o sola, significa estar atenta, significa ayudarle a encontrar opciones, mostrarle les posibilidades, esperar elija y se haga responsable de sus decisiones.

1

Respetar lleva el trabajo previo de digerir emociones. Digerir emociones es un acompañamiento emocional.

Te abrazo y quiero a la distancia. Si eres madre de un adolescente y quieres compartir algo conmigo, no dudes en hacerlo. B

Si tienes una duda jurídica respecto a derechos de niños, niñas o adolescentes, te invitamos a visitar la página www.angelicameza.com o en caso de urgencia en la ciudad de México mandar mensaje al WhatsApp 551697 3391 con Angélica Meza

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: