De acuerdo con la Consulta Infantil y Juvenil 2012 se encontró que 180,843 niñas y niños de 6 años reportan estar sufriendo maltrato en su casa. Y 451,306 niños y niñas de 6 años reportan haber sufrido abuso sexual. Lo anterior resulta ser una cifra bastante elevada de niños que están siendo educados bajo el maltrato y la violencia emocional, psicológica, social y sexual. Sobre todo, si recordamos que la mayor parte de la educación que reciben los niños es a través del ejemplo que les brindemos: “Ellos imitan lo que ven en casa y en la escuela”.
Por tal motivo, es importante que tanto padres de familia como maestros nos preguntemos: ¿Qué les estamos enseñando? La mayoría de las familias en México promueven una educación basada en el “autoritarismo y el castigo” en la cual los niños deben una obediencia incuestionable a los adultos y no se acepta ningún tipo de comportamiento u opinión que contradiga lo que ellos ordenan. Bajo este régimen educativo, los niños y niñas crecen con muchas carencias emocionales, afectivas y con una baja autoestima.
Por el contrario, los padres y los maestros con “autoridad” son capaces de educar con amor, ejerciendo un firme control cuando es necesario y brindando seguridad, confianza, estabilidad y la posibilidad de desarrollarse adecuadamente. A continuación se enumeran algunas de las principales características de la educación con amor:
Educar con amor significa interesarse por las necesidades, inquietudes y emociones del niño. Muchos adultos ignoran las emociones del niño creyendo que “él es muy pequeño para entender las cosas”, y por ello en ocasiones no contestan sus preguntas o cuestionamientos. Sin embargo, cuando tomamos en cuenta lo que los niños y niñas piensan y sienten, entenderemos que perciben su entorno mejor de lo que creemos. Por lo tanto, es nuestra obligación ayudarlo a expresarse y a reconocer sus afectos, para que así puedan tener un óptimo desarrollo emocional y social.
Fomentar una comunicación cálida y empática. Lo cual significa ponernos a la altura de sus circunstancias y no obligarlo a pensar, a sentir y a actuar como un adulto. En la educación con amor existen límites claros. Esto ayuda a los niños a desarrollarse con mayor seguridad. Fomentar la libre expresión de ideas y toma de decisiones permaneciendo cerca del menor, haciéndole saber nuestro respaldo. Esto lo hará sentir cada vez más autónomo, seguro e independiente. Se promueven los valores como el respeto, la libertad, y la igualdad. Estos valores en el trato diario podrán ayudar al niño a relacionarse con amor armonía con su entorno.
Existe la negociación y flexibilidad. Aunque las reglas y los límites deben ser claros, estos pueden ser modificables de acuerdo a las necesidades particulares del niño o a una situación en específico. El llevar a cabo todas estas acciones promueve todos los factores de protección en los menores, tales como: la seguridad, la comunicación asertiva, el reconocimiento emocional, la empatía. Los cuales funcionarán como “escudo” contra cualquier situación de riesgo. Por ello es recomendable revalorar la educación que estamos brindando a nuestros hijos y asegurarnos de que ésta se basa en un marco de paciencia, tolerancia y respeto, para que así pueda favorecerse la relación con el menor, así como el desarrollo físico, psicológico pero sobre todo emocional.
Publicado en la edición de febrero del 2013
Para suscribirte Amigos la revista aquí…