La maternidad llegó a mi vida por elección y no por destino. Quizás eso hizo la diferencia. Supe desde el primer momento que mi vida iba a cambiar, así, todos y cada uno de los cambios los he vivido con alegría. Desde tener la sala bordeadas de almohadas hasta llegar a un puberta que se siente fea e incomprendida.
Hacemos (hago) que cada situación sea divertida, desde la planeación de una clase muestra hasta la preparación para un examen de ingreso a un nuevo colegio, ¿Cómo? Con empatía.
La empatía es un gran ejercicio de madurez, porque requiere que dejemos pensar en el ego, en el yo, para intentar entender al otro (otra) desde su perspectiva, desde ese mundo de la adolescencia.
Para mi hija han sido una larga serie de pérdidas y si lo piensas, también para tu adolescente.
Le dijo adiós a su cuerpo. Ahora llena de curvas se siente extraña, comprar la ropa no es igual. Ya no está en la sección de niñas pero tampoco es una mujer. Suele esconderse detrás de suéteres y sudaderas aunque el invierno este por terminar. Debe aceptar que ha crecido, que ha cambiado, que no volverá a ser igual.
Le dijo adiós a la fantasía. Esta Navidad fue un poco triste. El ratón de los dientes, Santa y los Reyes Magos fueron una mentira y ella se sintió absurda de haberlo creído por tanto tiempo. Poner el árbol, hacer la cena y esperar los regalos fueron un ritual un poco desangelado.
Le dijo adiós a los juegos. Sí, para muchos juegos de parques ha superado la estatura máxima, en algunos simplemente no cabe u otros sólo dejaron de ser divertidos.
Les dijo adiós a “sus amigas”. Niñas con las que compartió desde el kínder ahora se han vuelto extrañas. Se agrupan a partir del sentido de la pertenencia, por ello, desechan a todo aquello que parezca diferente; pero justo a los 12 quieres demostrar tu personalidad. El precio de ser tu misma es alto, le exige ser demasiado fuerte.
Le dijo adiós a mucha de la diversión. ¿Se han fijado que muchas de las actividades o talleres el límite son los 12 años? ¿Qué se supone debes hacer después de los 12?
Le dijo adiós a su piel. Su piel ha cambiado y se asoman algunas espinillas que la hacen querer desaparecer. Se encuentra defectos frente al espejo. Han sido muchos días de charlas sobre la aceptación, sobre lo importante de ser única y original, sobre lo inteligente que es, sobre lo pequeña que es esa espinilla.
Se siente diferente. Todo lo vive diferente y lo peor, es que no hay marcha atrás.
Ahora dialogamos sobre el cambio de escuela. ¿Necesita disciplina ante su rebeldía? ¿Queremos un colegio que la llene de clases extracurriculares? ¿Nos asustan los colegios donde se habla de política? ¿Qué tan diversos en realidad somos?
Platicamos a diario, intento entenderla, ser prudente y abrazarla mucho, para decirle NO ESTAS SOLA, yo también me sentí fea, fui insegura, lloré ante las perdidas y no me gusto tener bubis. Odie crecer por que significo ser responsable y eso de sólo pensar en jugar fue maravilloso.
La rebeldía es un síntoma, de algo que no termina por digerirse. ¡Ayudal@ a entenderse! ¡Dile cómo te sentiste a su edad! Compartan los miedos y ensáñale a qué todo un día pasará.
Sin duda, los hijos son grandes lecciones de vida y la adolescencia es un curso intensivo. Te abrazo y quiero a la distancia. Si eres madre de un adolescente y quieres compartir algo conmigo, no dudes en hacerlo.
Si tienes una duda jurídica respecto a derechos de niños, niñas o adolescentes, te invitamos a visitar la página www.angelicameza.com o en caso de urgencia en la ciudad de México mandar mensaje al WhatsApp 551697 3391 con Angélica Meza