Los/as pequeños de casa dejan de ser niños/as, ya no hay muñecas ni carritos, pero tampoco tenemos aún jóvenes más seguros y autónomos. Esa edad intermedia en la que no se es ni chico ni grande llega a casa con todos los miedos, mitos y verdades que esta etapa encierra. Antes de lanzar el grito desesperado de ¡Auxilio! recordemos ese momento de nuestras vidas. ¿Qué te molestaba? ¿Qué te causaba angustia? ¿Qué era lo más importante? ¿Qué te «chocaba» que te dijeran «los adultos»? ¿Qué no comprendías? Este siempre debería ser nuestro primer paso para intentar entenderlos, educarlos y salir avantes de la temible pubertad! Si hacemos memoria y reflexionamos un poco sobre esto, el proceso se hará más ligero para ti papá/mamá y para ellos/as también.
Sin olvidar tu rol de padre de familia, figura de autoridad y respeto, comienza por aceptar que el niño/a que solía ser tu hijo/a está quedando atrás y tu relación de límites-afecto igualmente tiene que cambiar. Llegaron sus 11, 12 ó 13 años y está cambiando, unos más rápido que otros, habrá quien logre atravesar la pubertad «casi» imperceptiblemente y habrá los/as que nos hagan sentir que esta etapa no tiene final… Calma! Pasará antes de que te des cuenta.
1. LAS REGLAS
Los pre adolescentes biológicamente tienen un tornado arrasando con todo lo que de su cuerpo conocían, un huracán de hormonas (hombres y mujeres) saturándoles mente y corazón de emociones y reacciones hasta entonces desconocidas, posiblemente algún hermano/a mayor o menor bombardeándolo de bromas que atacan directo a donde «duele» y una mamá/papá aparentemente incansable en sus ganas de «poner reglas para todo» ¿En verdad creemos que ellos/as la pasan fácil durante esta etapa? ¡No! Al menos no con nosotros, estos «terribles» adultos que son sus padres a los que deben obedecer sin cuestionar. Y sí, es el momento preciso para que las reglas de casa estén perfectamente establecidas.
Esto debió ser un trabajo previo, cuando niños para que en la pubertad no parezcan extremas o descabelladas generando pleitos padres e hijos/as sin control. Si algo falló, no te preocupes, este es el momento para dejar de flaquear y ser firmes en las reglas. Y ojo que firmes no quiere decir ni violentos ni agresivos, solamente muy claros y sin dejar espacio a dudas, cumpliendo cabalmente cada límite o consecuencia que se le haya establecido a nuestro/a puberto/a.
En esta etapa los hijos/as necesitan claridad, la premisa es simple: a preguntas concretas, respuestas concretas les daremos. Por ejemplo:
Hago un alto, porque esta ultima opción suele ser la más común, lo ideal es establecer consecuencias congruentes y directas a la acción que queremos corregir. Si obtuvo bajas calificaciones por falta de responsabilidad en el cumplimiento de tareas y trabajos, la consecuencia debiera ser establecer horario y tiempos INAMOVIBLES para realizar tareas escolares, sin tv, sin música, sin celular. Estarás ayudándole a mejorar en la acción que requiere al tiempo que formas hábitos de responsabilidad indispensables a futuro).
Por ello, a preguntas concretas, respuestas concretas, nada de «ya veremos después» o el eterno juego de «pregúntale a tu papá» y el otro responda «lo que diga tu mamá», si ustedes dos tiene el acuerdo de decidir juntos, háganselo saber a sus hijos/as «por la noche lo platicamos tu papá y yo y mañana te comentamos nuestra decisión» pero no los pongan a ellos en medio de una confusión de mensajes y reglas. Papás, los pre y adolescentes requieren respuestas precisas, claras y concretas. Ello no significa que vayan a estar de acuerdo con los múltiples «no» que recibirán de ustedes, pero no les dejará espacio para rebatir, discutir y confundir.
La incertidumbre y los “tal vez” sólo provocan que fomentemos en ellos inseguridad y espacios de rebeldía por falta de claridad en NUESTROS mensajes.
2. LA PRIVACIDAD
En la pre adolescencia también empieza a ser necesario para ellos/as el uso de su «espacio de privacidad» ¿qué tal si les enseñamos que lo respetamos sin necesidad de fomentar que se encierren en sus habitaciones? Cuando ellos/as se vayan a su habitación en busca de «su espacio» acostumbrémoslos a que dejen la puerta abierta, trabajando con los hermanos/as y nosotros mismos en respetar este tiempo y espacio que nuestro/a pre adolescente necesita a solas y haciéndonos el hábito de SIEMPRE tocar la puerta antes de entrar, aunque ésta se encuentre abierta. Ellos/as lo agradecerán y no encontrarán sentido a cerrarla porque nadie los «invade» sin avisar.
Si la computadora se encuentra en un espacio común de la casa ¡perfecto! Nada de que ocuparse, esto debe seguir así ahora más que nunca para poder estar al pendiente, con la debida distancia, de lo que sucede en el tiempo que están frente a la pantalla. Si el uso de la computadora o tablet es libre a cualquier zona de la casa, será complicado que en este momento establezcan la norma de ocuparla sólo en espacios comunes de la casa, sería lo mejor sin duda. Pero si resulta ya muy difícil por los hábitos previos, será necesario establecer horarios muy definidos de uso y poner una hora límite para apagarla (8pm es una hora máxima adecuada para los pre adolescentes) y entregar a la hora establecida, la tablet o lap top en el cuarto de papá/mamá. Nada de quedársela guardada ellos/as, les evitaremos riesgos de conectarse a horas no adecuadas o de hacerlo inmediato al despertar. Aún no tienen necesidad de hacerlo y no por ello, estarán «fuera de onda».
Papá/mamá, recordemos que los únicos que aceleramos su crecimiento somos nosotros mismos volviéndonos laxos en nuestras propias normas y límites, vamos cediendo sin control al famoso «es que TODOS mis amigos/as van a ir / ocupan más tiempo su tablet / lo dejan hacer / etc», si cada mamá/papá se mantiene firme con lo establecido en su familia, teniendo claro que no podemos volvernos de la noche a la mañana en un hogar lleno de reglas estrictas e irracionales, haremos de esta etapa un tiempo menos complicado para todos en casa; debemos ser lógicos y muy coherentes con la educación que hemos ido fomentando en los años previos y siendo conscientes de la realidad: ellos/as están creciendo y tendrán que irse separando de nosotros poco a poco. Eduquémoslos en confianza, en libertad, con límites dialogados y claros, entonces, estaremos formando pre adolescentes más seguros, más tolerantes a la frustración y mucho más capaces de decir NO frente a las presiones sociales.
Por Gabriela Perusquia Carreras. Para más información y/o apoyo, marca Tel. (55)6550-0668 o escribe a meinvolucro@sinceraser.org, SinCeraSer A.C. puede ayudarte.
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