La rutina, las presiones de trabajo cotidianas nos hacen perder de vista muchas de nuestras reacciones y respuestas al llegar a casa. Nos sentimos cansados, fastidiados, estresados y angustiados, haciendo que lo único que queramos al entrar al hogar es que todo, casi como por “arte de magia” funcione a la perfección y no nos provoque un desgaste o conflicto…
